lunes, 19 de octubre de 2009

ACOMPAÑAR A LOS JOVENES

ACOMPAÑAR A LOS JOVENES

Víctor Elí Domínguez López


Acompañar a los jovenes en su vida, no es tarea fácil, si algo muy gratificante. Requiere estar lleno de energía, caso contrario, ellos la trasmiten que en algunas ocasiones nos desborda. Los jóvenes son asi, sueltos, intrépidos, incanzables en muchos casos y no son de esperar mucho para hacer las cosas lo que les lleva, muchas veces, a meter la pata; se lanzan rápidamente. Es parte de su filosofía actual, viven el día a día y lo desean vivir al máximo. Son inagotables; juegan, estudian, trabajan, chatean, pasean, se divierten, ralizan acciones sociales en bien de los demás y asi un sin número de activiades más.

Hoy, precisamente, estoy compartiendo un viaje de estudios en temas de politicas públicas de juventud y gestión local concertada con 60 jóvenes del alto Piura. Acompañarlos en esta aventura es todo un reto que un amigo no dudó en lanzarme la típica frase: que tal paciencia qe tienes, yo no los soportaría. Pero claro, no se trata de paciencia, se trata de colocarse en sus zapatos, sentir lo que sienten y conocer lo que ellos desean. Aquí está la clave del acompañamiento a los jóvenes: ser con ellos.

Cuando el acompañameinto a chicos y chicas nos desborda es poque hacemos precisamente lo contrario. Más que acompañar, lo que hacemos es imponerles agendas ajenas a sus aspiraciones, nuestrra propia agenda, nuestra propia forma de ver y entender el mundo. Partimos de la logica que nosotros tenemos la verdad por tanto tenemos que trasmitirla a los jóvenes; creemos que debemos mostrarles el camino cuando es todo lo contrario, es responsabilidad de ellos encontrarlo. Creemos que acompañarlos es lograr que no se equivoquen cuando ello no es más que impedir su aprendizaje fruto de la experiencia. Todo lo contrario, acompañar es secillamente darles la mano cuando ellos no quieran levantarse despues de haber caido. Es gritar junto a ellos al momento de celebrar sus logros. Es esa capacidad de estar con ellos y junto con ellos plantear un estilo propio de vivir la vida.

En el acompañamiento a los jóvenes está extrictamente prohibido defraudarlos. No me refiero exactamrnte a ser correctos todo el tiempo, si no a mostrarnos lo más humanamente posible sin caer en el error de idealizarnos frente a ellos o querer ser ejemplo como seres de otros planetas. Todo lo contrario, mostrarnos con nuestros aciertos y desaciertos, con nuestros problemas e inquietudes; mostrar nuestra condición humana sin temor.

Por otro lado, los jóvenes nos permiten mirar el mundo de manera diferente, en constante construcción. Refrescan nuestras propias metas e ideales. Nos mantienen en constante actuación por hacer las cosas bien y construir un mundo mejor, que como ellos repiten: si es posible una tierra justa, libre, equitativa y sostenible. Eso trasmiten los jóvenes. Esa es la llama que mentienen encencdida a quienes sinceramente les acompañamos. Digo acompañamos y no vigilamos y juzgamos. Aquí radica el error de muchos, creer que acompañarlos es vigilarlos para que, como decimos, no se equivoquen. Aquí está la clave del desánimo frente a los jóvenes; como no me obedecen esncillamente los abandono. Permitamos que sean ellos quienes construyan su horizonte, nosotros animémosle para que luchen por lo ellos mismos se han propuesto, a pesar que a veces nos pareza algo insólito.

En estos dias que he compartido una experiencia de viaje de estudios con jovenes de la provincia de Morropón, estoy terminando por entender ese frase tan pregonada de que son la esperanza, que no es exactamente esa esperanza futura, sino a aquella que nos trasmiten en el presente: la vida es posible vivirla de manera diferente sin conformarnos con lo que hasta el momento hemos logrado.

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