lunes, 22 de noviembre de 2010

Los jóvenes en las agrupaciones políticas

Víctor Elí Domínguez López.

Jóvenes de distintos lugares han tomado la decisión de entrar a la actividad política partidaria. Decisión que ha permitido ver a jóvenes en las diversas listas de las agrupaciones políticas que ostentaban llegar al poder local, provincial o regional en las elecciones Municipales y Regionales de octubre pasado. En el caso de Piura, concretamente en el distrito de Morropón, hemos tenido un total de 35 candidatos a regidores, de los cuales 11 son jóvenes entre los 18 y 29 años de edad, que equivale al 31% del total de candidatos a regidores, cifra que duplica el porcentaje de la cuota joven que exige la ley. Datos similares se repiten a nivel de otros distritos como el caso de Santo Domingo, donde el 30% de candidatos son jóvenes y el Alcalde elegido juntamente a su segundo regidor es menor de 29 años; en el caso del distrito de San Juan de Bigote, el porcentaje es de 32% y a nivel regional, de los 8 consejeros elegidos para integrar el nuevo Consejo Regional el 25% son jóvenes.

Estas cifras confirman que la incursión de los jóvenes en la política ha tomado fuerza, es cada vez más evidente y protagónica. Ello nos confirma la que los propios jóvenes sostienen, que su indiferencia a entrar a este campo no era a la política como tal, sino al estilo y forma de hacer política en el país: corrupta y defensora de intereses personales de ciertos aristócratas que impiden la entrada o el protagonismo de nuevos militantes; estos “patricios” de los partidos son quienes deciden quién entra, quién sale o quién lidera, han hecho del partido su negocio propio. Por otro lado, tenemos que añadir que la ausencia de los chicos y chicas en la política peruana es consecuencia del estado de marginación y exclusión de la que son víctimas, estado que percibían como difícil de enfrentar. Pero ¿qué significa para los y las jóvenes el incursionar en la política partidaria? ¿Qué retos les plantea? Sin duda que los desafíos son grandes en este campo.

En primer lugar, los jóvenes deben entender que el apoyo-confianza recibido a sus candidaturas en determinados territorios los obliga en primer lugar a desterrar los males de la política que por mucho tiempo ellos mismos han criticado. Su compromiso debe ser por la decencia política, aunque muchos viejos políticos se empecinen en querer demostrar que esto es imposible en el país. Esta seudopolítica es la que están llamados a combatir desde sus propios principios, desde un auténtico ejercicio ciudadano para dar paso a la política como un ejercicio de servicio y amor, de convivencia diaria verdaderamente humana, digna y libre como sostiene Casaldáliga. Deben cuidar mucho de no imitar lo que el voto popular rechazó al apoyarlos viendo en ellos esperanza de cambio real y efectivo.

Así mismo, para quienes ya están en el campo partidario, se les plantea el reto de mantenerse en él y no convertirse en meros protagonistas en tiempos de elecciones. Por el contrario, hay que entender esa participación como algo que perdura en el tiempo y que siempre mantiene en la agenda publica los intereses de la ciudadanía. Las propuestas no sólo se plantean para un contexto electoral, sino que hay que incidir constantemente para hacerlas realidad desde el espacio en el que se esté. El reto está en pasar de ser personajes electoreros a protagonistas constantes del desarrollo local, regional y nacional. Si bien las cifras de la participación de los jóvenes en el terreno político son alentadoras, lo serán mucho más en la medida que se incrementen y no hagan el típico paréntesis a lo que los partidos nos han acostumbrado: terminada la elección se termina el interés público. Las demandas de los jóvenes son muchas que obligan cada vez más a superar los paréntesis políticos post elecciones.
Por otro lado, los jóvenes tienen que empezar a pensar y repensar los principios, valores y planes de sus propias agrupaciones políticas, de tal manera que sin perder los orígenes puedan inyectar de nuevos aires, nuevos estilos y nuevas formas de hacer, entender y sentir este campo. Los partidos, movimientos, frentes, etc. deben visualizar el aporte joven en ese sentido; empaparse de la ideología de la agrupación política y empapar a la ideología del partido con su propio aporte joven.
Con aciertos y errores, con derrotas y triunfos, los y las jóvenes están en la cancha política partidaria algo sin duda beneficioso para el país y la política peruana.